Reproducimos a continuación la entrevista de Miguel Jiménez a Daniel Tarragona, Consejero Delegado del Grupo SETRAM y de CETM Portavehículos, en la revista Comercio Exterior (CEX) Mayo 2012
Barcelona, 30 de mayo del 2012.- Daniel Tarragona Masana nació en 1943 en Lleida. Casado, con dos hijos y cuatro nietos, es Licenciado en Ingeniería Industrial. Inicio su carrera profesional en 1968 en EISA, para posteriormente trabajar durante siete años en Tradisa. Su primera aventura empresarial fue Strafer, compañía dedicada al transporte intermodal. Luego, en 1982, fue socio fundador de Setram, compañía de la que actualmente es accionista y de la que es presidente y consejero delegado desde 2000. Setram inició su actividad con 12 camiones portacoches y en la actualidad entre propios y contratados trabaja con aproximadamente 300 unidades, operando en el ámbito de la logística del vehículo acabado y disponiendo de campas logísticas por toda España. Es vicepresidente de la Asociación de Empresas Estibadoras de Barcelona, miembro del Comité Ejecutivo de CETM y desde febrero de 2011 es presidente de CETM-Portavehículos y Logística de la Automoción.
¿Cómo fueron sus inicios en el sector logístico?
Yo entré primero en el mundo del transporte por carretera ofreciendo y realizando servicios con portavehículos. Recuerdo de aquella época que estábamos muy lejos de lo que podíamos ver en el resto de Europa, sobre todo Alemania y Francia. Parecía imposible lograr tanta actividad en campas logísticas en ciudades importantes y en puertos, pero hoy ya estamos al más alto nivel en este sentido.
¿Cómo nació su vocación empresarial?
De mi entorno familiar. Mi padre estudió Magisterio y ejerció como tal, pero dejó la docencia para dedicarse a los negocios creando su propia empresa. Mi hermano, 6 años mayor que yo, fue siempre un brillante estudiante y desde muy joven se dedicó al mundo de los negocios y concretamente al transporte y la logística del frío en general. Yo que hice la carrera de Ingeniero Industrial Superior, y ejercí durante un pequeño período de 6 años, no podía ser menos.
¿Cuándo se sufre más, cuando se arriesga todo para poner en marcha un proyecto empresarial o cuando una crisis lo pone al límite?
Sin duda se sufre más en el segundo caso. Al poner en marcha un nuevo proyecto llevas un grado de ilusión, optimismo y confianza obligatorios, porque de lo contrario no lo habrías intentado. Sin embargo, en crisis como la actual, en la que te encuentras metido no sabes cómo, hay momentos en que te sientes bastante impotente rayando la frustración. Además, no hay experiencia en cómo salir porque no hay precedente.
¿Qué es lo que mayor satisfacción le reporta del proyecto de Setram después de tantos años de andadura?
En Setram he dejado toda mi vida profesional y gran parte de mi vida física. Han sido 30 años intensos donde, gracias a la confianza de mis socios, he podido trabajar a mis anchas desarrollando gran cantidad de proyectos, llegando a crear más de 25 empresas, tanto en España como fuera de aquí y, aunque algunas de ellas mejor hubiese sido no haberlas hecho, para mí el balance ha sido muy positivo.
Y tras una carrera profesional tan prolongada y fructífera, ¿qué le motiva con 68 años a seguir luchando y trabajando, no ya sólo para su empresa sino también para el conjunto del sector de los portavehículos?
Tengo que confesar que si la situación de nuestro sector fuese boyante o simplemente aceptable estoy seguro de que ya me habría planteado de forma seria el pasar a la jubilación, pero en las actuales circunstancias y en el fragor diario de los problemas tengo que decir que apenas tengo tiempo de pensar en ello, aunque hay que hacerlo, y es una tarea pendiente que tengo. El estar en la presidencia de CETM Portavehículos y Logística de la Automoción es por falta de vocaciones para ello y por el interés de mantener ese fuego sagrado que a mi modo de ver no es bueno que desaparezca y, sobre todo, porque mis colegas quieren que esté.
Alguien que ve pasar por sus manos tantos coches diarios, ¿termina entendiendo de coches y siendo un apasionado de los coches o todo queda reducido al ámbito estrictamente profesional?
No necesariamente tienes que entender de coches por el hecho de tener que transportarlos. Simplificando mucho, podríamos decir que por nuestra deformación profesional lo primero que consideramos de los coches son sus dimensiones exteriores, su volumen, de manera que de un determinado modelo lo primero que valoramos es cuántos podremos llevar en una unidad de transporte: si ocho por ejemplo de un determinado modelo, o bien, diez o nueve de otro modelo, antes que pensar en la calidad o la potencia del motor. Pero bueno, también es verdad que algo se queda dentro de uno y no puedes dejar de interesarte por todo lo que está relacionado con los coches, que al final es lo que da de comer a nuestro sector.
¿Qué vehículo utiliza habitualmente?
Un Audi A8, del que estoy muy contento. Tengo que reconocer que siempre me han gustado los coches cuánto más grandes mejor, pero ya he llegado al tope. El próximo será de dimensiones más pequeñas.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Mi tiempo libre lo paso con la familia y con mis amigos. Mi principal afición son mis nietos y me gusta andar cuando tengo tiempo (he hecho el Camino de Santiago), me gusta ver programas deportivos por la televisión y escuchar la radio en el coche. Leo el periódico todos los días y hago un crucigrama.
¿Algún lugar para perderse, algún rincón donde descansar, relajarse y disfrutar?
Vivo en un piso en Barcelona capital, pero de junio a septiembre resido en Castelldefels, cerca de la playa, con un pequeño jardín, donde puedo hacer más vida al exterior.
Háblenos de sus nietos.
Mis nietos son algo muy especial para mí, estoy encantado con todos ellos. Tengo 4, que van de los 6 a los 3 años y son lo mejor que tengo. Me satisface pensar las muchas facilidades que ellos han tenido hasta ahora, más que las que tuvimos nosotros, pero también me preocupa el futuro que les espera, que no lo tienen tan claro, pero me quedo con lo primero y soy optimista. De mayores me gustaría que fuesen FELICES, con letras mayúsculas, que puedan efectuar un trabajo que les guste y que les dé satisfacciones. En ese sentido me gustaría que tuviesen la misma suerte que he tenido yo, y no me importaría para nada que esa felicidad la encontrasen en mi actividad o en otra cualquiera.