Barcelona, 25 de octubre del 2018.- La Realidad Aumentada (RA) se consolida en los parabrisas de los coches, al mismo tiempo que se harán autónomos. Se trata de una tecnología que se proyecta sobre el parabrisas del coche y ofrece toda la información que se solicitemos en cualquier formato de texto y audiovisual. El Economista ha realizado un gran reportaje con todos los detalles de la (RA) en la industria de la automoción:
“Los dispositivos de realidad aumentada no se limitan solo a móviles, sino que existen gafas como las Microsoft Hololens o las Epson Moverio, que proyectan información justo en nuestra línea de visión. Por ejemplo, seguro que muchos de los que ven películas de ciencia ficción habrán visto como, en las naves espaciales, desde el puente de mando proyectan información sobre las ventanas, normalmente resaltando la nave enemiga y mostrando información sobre ella. Eso es realidad aumentada, y a lo que algún día llegaremos.
Para poder generar algo útil para el usuario, los dispositivos necesitan recoger información de sensores, cámaras, Internet, etc. Por suerte, en la actualidad los coches son ordenadores con ruedas, algo muy útil, y muchos cuentan con conexión a Internet -aunque también tenemos conexión a Internet a través del móvil-, con lo que también podemos recoger datos externos. En la actualidad, los sensores no se limitan a saber cosas del propio coche, sino que tienen radares, cámaras para el día y para la noche, etc, que pueden crear un mapa del entorno que rodea al coche.
Ahora, imaginemos que el parabrisas es una gran pantalla transparente, donde se pueden mostrar imágenes según lo que queramos. Estamos usando el navegador para ir a un lugar donde nunca hemos ido, y el mapa del navegador ayuda, pero con la realidad aumentada podemos proyectar una línea en el parabrisas, y esa línea se adapta perfectamente a la carretera real. Nos indicará el carril por el que tenemos que circular, la calle donde hay que hacer el giro, la distancia restante, o incluso, poder cambiar de color si cree que vamos muy rápido y es una curva complicada. Al final del trayecto nos puede resaltar la tienda a la que vamos, o el edificio entero, por ejemplo.
Pero no solo nos limitamos a la ciudad y a aplicaciones como el navegador. También podrá reconocer pasos de cebra y realzar los colores o crear una barrera virtual para que lo veamos mejor -de día o de noche-, y lo mismo con carriles bici, o con peatones, bicicletas, patinetes eléctricos, etc. Esta funcionalidad nos hará conductores más seguros, ya que podremos ver potenciales peligros en el parabrisas, aunque no seamos capaces de verlo directamente.
En la actualidad ya existen sistemas que hacen parte de este trabajo, y que se empezaron a implementar en modelos de alta gama allá por el año 2003. Algunas marcas proyectan sobre el parabrisas en una pequeña parte enfrente del conductor, donde nos muestran la velocidad actual, el límite de velocidad de la vía, indicaciones del navegador -metros hasta tener que realizar una acción, por ejemplo-, y otras marcas optan por proyectar sobre una pantalla polarizada, también enfrente de la visión del conductor, sobre el salpicadero.
El problema de las primeras es que las imágenes no llegan a ser tan brillantes como nos gustaría en un día de mucho sol. El problema de las segundas es que algunas, al usar material polarizado, pueden no ser visibles si usamos también gafas de sol polarizadas. Las imágenes se proyectan a través de lo que se llama colimador, que es capaz de modificar el paralelismo de los rayos de luz, dando la sensación de que lo proyectado no está sobre el parabrisas, sino flotando en el aire a unos metros de distancia. Esto ayuda a reducir la fatiga visual, ya que no hay que cambiar el enfoque visual para verlo correctamente.
Como punto intermedio de lo que vendrá y de lo que ya ofrecen las marcas existen compañías privadas que venden dispositivos de realidad aumentada para el coche. Funcionan conectando una parte al coche -para recoger datos- y otra a una conexión a Internet. Tienen una o dos cámaras para calcular distancias a objetos y son capaces de más o menos ajustar los gráficos generados a la forma real sobre la que quieren proyectar.
Por supuesto, todo tiene su lado negativo. En este caso se trata de una distracción adicional para el conductor, que tiene que mirar a más sitios y procesar más información. Ese es otro de los retos de quienes diseñen estos sistemas, hacerlos accesibles y fáciles de entender para el usuario. ¿Afectará a la siniestralidad un aparato que, en gran parte está diseñado para ayudar a reducirla? A corto plazo no sabemos, pero un buen indicador será saber en qué dirección se moverán los seguros de automóvil, y si penalizan o favorecen el uso de estos sistemas.
Por otra parte, cuando lleguen los coches autónomos, el tener información disponible en el parabrisas, en vez de una pantalla, ayudará a mucha gente a reducir mareos mientras acceden a información, compartir contenido con el resto de los viajeros, y en general, hacer más ameno el viaje”.
Fuentes Consultadas:
Fotografía
Jaguar
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