Barcelona, 26 de enero del 2021.- La correa de distribución es esa pieza de los automóviles que no sabemos que existe hasta que registra una avería. Y nos deja el bolsillo “averiado” con su reparación. Por esta razón, el siguiente reportaje extenso y detallado realizado por AutoBild es tan útil para enfrentarse a este imprevisto en cualquier situación.
Esto es lo que sucede en un motor térmico de cuatro tiempos cuando gira:
- Admisión: en el momento preciso, las válvulas de admisión (accionadas por el árbol de levas) dan paso a la mezcla de combustible (gasolina o diésel) y aire.
- Compresión: el pistón la comprime al subir en el interior del cilindro.
- Explosión (motor de gasolina)/combustión (motor diésel): la bujía /el calentador da el chispazo/la calienta, la mezcla explota/arde y el pistón se desplaza hacia abajo.
- Escape: las válvulas de escape (igualmente accionadas por el árbol de levas) se abren para que las emisiones resultantes de ese proceso salgan del cilindro empujadas por el ascenso del pistón.

El movimiento rectilíneo de los pistones subiendo y bajando alternativamente, pasa mediante la biela al cigüeñal, que lo convierte en movimiento circular. Este viajará por la transmisión a las ruedas motrices del vehículo.
Pero para que todo se produzca de forma perfectamente coordinada, está la distribución, que ‘distribuye’ el movimiento del cigueñal entre los árboles de levas mediante una correa o una cadena (en la imagen superior), para que las válvulas de admisión y escape se abran en el momento que deben.
No hay que confundir la correa de distribución con la de servicio. Esta segunda acciona otros elementos como el alternador, y cuya sustitución e incluso rotura no salen tan caras.
Así, si este elemento ‘coordinador’ falla por desajuste, desprendimiento o rotura, el caos es tremendo. Y no es que el motor se pare y ya está, sino que el destrozo interno de válvulas, balancines, guías, camisas y cabezas de pistón será tal que será difícil amortizar el arreglo (por mano de obra y sustitución de piezas) de un desastre semejante.
Como te contábamos hace algún tiempo, tanto el sistema de cadena (más longevo pero complejo y sofisticado) como el que va por correa (menos longevo pero más sencillo) tienen una determinada vida útil.
No son piezas carísimas, pero su tensado y sustitución sí que requieren trabajo, incluso sin llegar al extremo de que se averíen e inutilicen el motor.
Hay que cambiar la distribución sí o sí dentro de los plazos que determine el fabricante, pero sin llegar a agotarlos (un poco antes). No obstante, en las revisiones mecánicas pertinentes, también habrá que inspeccionar bien si tienen algún desgaste anormal en la correa o la cadena, en los tensores, en los retenes, en los dientes de los piñones que mueven.
Las grietas, los chirridos o el paso del tiempo desde su instalación (aunque quede lejos el límite de kilómetros estipulados) también aconsejarán adelantar el cambio de correa de distribución, en concreto, que de todo lo que tienes que saber es lo primero que hay que recalcar. Una vez que toca hacer esto, aquí van unos últimos consejos prácticos:
- Verifica los plazos recomendados por el fabricante en el libro de entretenimiento.
- No te la juegues con los plazos (como ya hemos dicho y repetido): mejor no mover el coche y esperar unas semanas a que puedas afrontar la sustitución a hacer lo contrario y quedarte sin motor.
- Pide presupuesto en distintos talleres. Que lo que te digan sea un precio cerrado, con mano de obra, IVA, etc. y por escrito. Y compara costes, ya que es una operación que, aunque dependa del modelo en cuestión no es barata -y suele costar cientos de euros-.
- Exige las piezas usadas. Aunque ya no sirvan ni vayas a decorar tu casa con ellas, tienen la obligación de entregártelas y es un elemento más para verificar que se han hecho los trabajos.
- Garantía: cualquier taller autorizado (oficial o privado) tiene que responder según lo estipulado por la ley ante cualquier problema.
- Que quede constancia en algún documento de la fecha y los kilómetrosen que se ha hecho esta importante labor de mantenimiento, de cara a tu control y a una posible venta de tu coche en el mercado de segunda mano.
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