Actualización de los biocombustibles para usar en el automóvil y su sostenibilidad

Barcelona, 5 de mayo del 2022.- El periódico El País ha destacado las características de los diferentes biocombustibles, frente al diésel y la energía eléctrica.

Hay que separar a los biocarburantes convencionales de los avanzados, más modernos y también llamados ecocombustibles.  Los primeros son el bioetanol, que se añade en diversas proporciones a la gasolina derivada del petróleo, y el biogasóleo, que puede sustituir al gasóleo convencional en los motores diésel.  

El primero se extrae por fermentación del azúcar contenido en diversas plantas (caña o remolacha, por ejemplo) o del almidón contenido en los cereales (trigo, maíz), mientras que el biogasóleo se obtiene por otro proceso químico de otros vegetales de tipo oleoso (colza, girasol, soja, palma). 

Sin embargo, estos aditivos o sustitutos de los combustibles derivados del petróleo plantean importantes problemas de sostenibilidad, porque solo pueden producirse en una cantidad limitada al detraerse de los recursos alimentarios. En 2015, la Unión Europea fijó en un máximo del 7% la proporción en que pueden complementar a los combustibles convencionales.   

Es aquí donde entran en juego los biocombustibles avanzados o también llamados ecocombustibles, con la diferencia de que no perjudican a la cadena alimentaria. Se fabrican con residuos agrícolas,deshechos de explotaciones forestales o de algunos cultivos herbáceos específicos como el miscanto

Además, tienen la ventaja de que también se pueden obtener reciclando otros productos de deshecho, como residuos urbanos, plásticos o aceite usado. 

Los ecocombustibles aventajan a los biocarburantes convencionales en que su materia prima es más abundante y no plantea restricciones, al tratarse de excedentes vegetales no comestibles. El coste es bastante menor y que aportan un balance medioambiental más positivo.  

Los biocombustibles avanzados o ecocombustibles también se dividen en los mismo dos grupos principales, el bioetanol y el biogasóleo, pero en este caso distinguidos con el apellido ‘de segunda generación’. Al igual que en el caso del convencional, el primero es un alcohol que se añade a la gasolina derivada del petróleo para reducir su impacto medioambiental. 

El biogasóleo, por su parte, sirve para suministrar un combustible de origen vegetal a los motores diésel. Y a los dos anteriores habría que sumar también el bioqueroseno, también obtenido por similares y avanzados procedimientos industriales, pero como combustible de elevado octanaje destinado a los motores de aviación. 

Y la reducción se aplica tanto a los vehículos nuevos como antiguos, incluyendo coches, motos, camiones y autobuses. De hecho, loscarburantes habituales ya contienen en su composición genérica un 10% de ecocombustibles, lo que reduce en conjunto y de forma importante su impacto contaminante en la atmósfera. 

Neutros o bajos en emisiones de CO2, los combustibles líquidos de última generación posibilitan seguir utilizando los vehículos con motor de combustión, reduciendo el impacto de las energías fósiles.

Los biocarburantes ayudarían así a seguir utilizando los vehículos actuales para recorrer de una forma más limpia la transición hacia las energías renovables y a la espera de que se  la electrificación del transporte termine de desarrollarse y se haga accesible para la mayoría de los usuarios.

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